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La obscenidad


Descubrí la obscenidad una noche de invierno. Nos escondimos en una habitación oscura en la que hacía frío. Pero sus pezones estaban calientes y devoré con ansias sus senos ocultos por debajo de una blusa.

Sabía que su madre estaría mirando desde la penumbra, tapando con su espalda y con su sombra la escena. Quizá también su hermana y una vecina. Al menos, nadie más podría observarnos. Sólo ellas.

Mientras, en el salón de la casa, sus maridos veían la tele. Justo cuando terminé de mamar, antes de expulsar los gases, dos tetas anunciaban leche en polvo.

Reencuentro


Con el ruido del agua contra el plato de ducha
te desperté
pero yo no estaba en el cuarto baño.

Luego desayunamos juntos tú sola
y nos despedimos con un beso
que le diste a nadie.

Te llamé como siempre por teléfono desde el trabajo
incluso hablamos un rato y,
sin embargo,
aquel día no pasé por la oficina.

Cuando volví a casa la niña preguntó
si hoy
llegaría tarde.

Nos sentamos a cenar
y mi silla quedó vacía igual que el sillón
desde el que estuvimos viendo la tele.

Mientras me lavo los dientes
tú vuelves a la cama dónde quizá
me encuentres.

Aún sigo allí
con mi pecho desnudo
sobre tu espalda.

Solicitud de soporte técnico

 

A Microsoft

¿Cuántos píxeles?
¿Cuál es la resolución de la pantalla?
¿Y su sensibilidad táctil?

¿Es resistiva o capacitiva?
¿Qué presión hay que ejercer con el transductor?

Y sobre todo

¿qué tipo de puntero utiliza para arrugarse
con una lágrima
vertida debajo del último verso
de un poema de amor?

Envíenme por mail
las especificaciones técnicas del fabricante.

Necesito dejar una tablet
debajo de una almohada.

Ya vienen

Ya vienen los agentes borrachos en su nombre.
Ya vienen los hampones abstemios en persona.
Ya vienen a derramar el vino que les compramos por el suelo
y a romper sus propias botellas de licores.

Ya vienen a decretar la Ley Seca
y a abrir sus bares clandestinos legalmente.

Si llegan,
esta misma noche quizá,
para confiscar los alambiques que ellos mismos fabricaron

esperaremos
con los labios brindando sin su alcohol
justo
antes
de destilarnos.

¿Por qué lo llaman amor?

A mis amores de Moguer
(Voces del Extremo 2012. Poesía y Amor)

Amor,
¿tú sabes por qué lo llaman amor?

Si nos basta una comisura cerrada para abrir todo el alfabeto.

Si nos sobran las veintisiete letras.

Si nos entendemos con un párpado
y con una ceja.

Si te lo pregunto dibujando interrogantes entre tu cabello
y me lo respondes despejando del cuello tu melena.

Amor,
¿tú sabes por qué lo llaman amor?

Si antes de que nos abracemos
nuestros lunares saltan de cuerpo en cuerpo

Si después de abrazarnos
las cicatrices quedan reducidas a vulvas.

Amor,
¿tú sabes por qué lo llaman amor?

Si para quedarnos en ropa interior
nos despojamos lentamente de los tendones.

Amor
¿tú sabes por qué lo llaman amor
si estamos sudando tu y yo?

Si tu sudor es mi sudor
y viceversa.

Si nos pringamos el uno en el otro.
Y viceversa.

Si nos pringamos el uno con el otro,
el uno para el otro,
el uno del otro,
y viceversa y viceversa y viceversa.

Amor,
¿tú sabes por qué lo llaman amor?

Si me ofreces cada uno de tus poros como una vagina.

Si tomo cada una de tus vaginas
y te devoro cada uno de tus poros.

Si nos saciamos los dos.

Amor,
si lo consumamos en posiciones distintas
pero en la misma postura
¿tú sabes por qué lo llaman amor?

¿tú sabes por qué lo llaman amor
si hay una sola sábana mojando un solo colchón?

Amor,
si el placer ha sido mío si el placer ha sido tuyo si el placer ha sido nuestro
¿tú sabes por qué lo llaman amor
cuando quieren decir

solidaridad?

Un poema de amor y veinte versos de mierda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda)

No puedo escribir un poema de amor esta noche
y recitarlo luego como un balance de cuentas.

Las cifras tiritan en los paneles de la Bolsa
alumbrando una noche con las estrellas en venta.

Los pretendientes pujan debajo de los balcones
cantando serenatas en la jerga financiera.

No puedo escribir un poema de amor esta noche.
No puedo escribir que me siento como una cartera

donde tu eres un valor repartiendo dividendos
con un saldo positivo entre ganancias y pérdidas.

Que tus manos dan rentabilidad a mi producto
aumentando el rendimiento del flujo por mis venas.

Que tus labios son una oportunidad de negocio
si amplias tu demanda para colocar mi oferta.

No puedo escribir un poema de amor esta noche
aunque abras tu sesión y repunte mi tendencia.

Aunque nos fusionemos y coticemos al alza
y mi capital de beneficios entre tus piernas.

No quiero escribir un poema de amor esta noche
sino veinte versos de mierda.